Hoy pensaba escribir sobre otro tema, pero como los mismos me surgen en el momento, y los escribo tal cual salen de mi cabeza, al final de la noche decidí cambiar de tema, por uno del que nunca quiero hablar, pero hoy los acontecimientos se precipitaron y mis pensamientos solo giran entorno a ella, así que voy a reflexionar sobre la muerte.
Cubriéndome en la penumbra de la noche, escuchando tangos y sin un pucho que acompañe mi soledad, me dispongo a hablar sobre ella.
Es difícil, no transitar la vida sin tener un encuentro cercano o lejano con ella, mis experiencias fueron muchas, a veces antincipo su llegada, como hoy que supe que iba a llevarse a mi tía abuela, es el don mío que me informa de su llegada, pero más allá de saber cuando va a venir me encontré frente a ella en más de una ocasión, mis intentos de suicidio fueron mis bailes eternos con ella, te mueve a su antojo con sus pasos hinoptizantes, y hay que ser muy valiente para enfrentarla y poder salir de ese estado, con la dignidad suficiente como para darle la espalda y decir todavía no es mi momento.
He aprendido a no tenerle miedo, no me preocupa su llegada y no me importa lo que haga conmigo, pero no puedo soportar la perdida de un ser querido, la sola idea de perderlos me entristece.
Es absurdo temerle, o será que yo la tuve tantas veces enfrente que ya me acostumbre a su presencia, todo lo relacionado con la muerte nos asusta, pero a veces debemos saber que ante una enfermedad tan dolorosa como el cancer, es preferible dejar partir al ser querido, por más que nos duela en el alma, porque en el otro lado va estar mejor, no va a sufrir más, y hay seres querido que la están esperando, aferrarse a ellos solo alargan su dolor y tenerlos con nosotros un tiempo más viéndolos sufrir es muy egoísta, si en verdad lo amamos, debemos dejar que duerman en paz, y que sus afectos vengan a buscarlos para llevarlo a un mejor lugar.
No crean, que el mío es un discurso religioso o que no me ha tocado vivir estas experiencias, simplemente a veces acepto su llegada porque se que hay un más allá, se que nuestros seres queridos están en ese lugar, porque de alguna forma que no quiero explicar lo sé.
No puedo escribir más, no estoy segura si debí escribir, pero como acostumbro a compartir mi vida con ustedes quería compartir esto también.
No hay que tenerle miedo, porque su llegada inevitablemente se va a producir tarde o temprano, queramos o no, y cuando se lleva un ser querido tengan la certeza que a donde van es un lindo lugar, y allá sentado en un banco bajo un árbol con su cara joven como hace tiempo, los esperan los afectos para encontrarse y seguir viaje todos juntos, a nosotros nos queda el vacío y la tristeza, pero nada más, así que enfrentála con valor porque el dolor y la sensación de vacío se van y ella sigue ahí amenazante, descarada y sonriendo, mirándote como esperando venir hacia vos, así que pone cara de piedra, mirála a los ojos y decíle con voz fuerte y tranquila: ¡ no te tengo miedo!!!.
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