LOS HOMBRES Y SU AMOR POR LOS AUTOS

Hoy he tenido otras de esas experiencias, que me hacen reflexionar sobre la posición que ocupo en esta pareja, fue como una luz que me iluminó de golpe y me pregunte en este trío que papel juego yo. Porque no puede ser que esa vieja, usada y destartalada pueda más que yo, que estaré algo usada y vieja pero tengo lo mío.

No sé, si a ustedes le pasará lo mismo pero esto de compartir el amor de mi marido con su auto, me pone furiosa, este trio no lo soporto. Y eso que mi marido no es de los que están todo el día pasándole cera, le hablan, les ponen calcomanías, ni nada por el estilo, pero su amor lo lleva a pasar horas con él y no querer desprenderse.

Porque yo entiendo, que fue nuestro primer auto, que nos llevaba a la costanera cuando éramos novios, que paseábamos por el centro, que fue el que me llevó rápido al sanatorio cuando fue mi segundo parto, puedo entender el cariño, porque yo también lo tengo, pero de ahí, a no querer desprenderse de ese modelo 86, que pasa más días en la casa del mecánico y en la gomería que en mi cochera no lo entiendo.

Por otro lado, si tenemos en cuenta que desde hace cuatro años es una máquina de comer dinero, porque le cambie, batería, radiador, cilindros, mangueras, parte eléctrica, bujías, neumáticos (dos veces), llantas, arreglos de chapas, cerradura, y no se cuantas cosas más. Este querido compañero de ruta me salio más caro que mis hijos y lo peor, y aquí esta el punto que no entiende mi marido que cuando lo venda no voy a recuperar ni el cincuenta por ciento de lo que llevo invertido.

Yo sé, que no puedo comprarme un auto nuevo, pero cuando cada vez que intento usarlo, pasa algo, como hoy que cuando salió del garage tenía una rueda pinchada, neumático que cambio la semana pasada, o cuando a las doce de la noche en una calle cualquiera se para sin previo aviso, me brota la bruja y tengo ganas de dejarlo con su auto y tomarme un remis.

Hasta donde podemos permitir el amor de los hombres por su auto, cual es el límite, sobre todo si tenemos en cuenta las escenas de celos que ellos nos hacen por los seres vivos que nos rodean, es decir por nuestros hijos y nuestras mascotas, cuando ellos nos engañan con una máquina.

No sé, ustedes tienen alguna estrategia par hacer que mi marido se desprenda del trío, avisen porque a mí se me quemaron los papeles.