CUANDO DEBEMOS BAJAR DE PESO A PESAR NUESTRO

Hola amigos, hoy es mi cumpleaños, pero como no me gusta hablar de eso, decidí contarles mis últimas noticias personales y físicas.

Cuando comencé con este blog, escribí una entrada " La flaca que se conforma con ser gorda" era totalmente cierto, pero luego de una internación y una larga charla con mi médico, me hizo entender que debía bajar unos kilitos, bueno más que kilitos kilotes, porque tenía exceso de grasa por todos lados, se ve que la profesión de escribir en la computadora engorda, que descubrimiento, estar sentado señoras engorda, no por lo que comamos sino por escribir, las palabras salen de nuestra boca y se ve que entran a nuestro cuerpo mágicamente aumentando nuestro peso.

Así empezó esto de bajar de peso, yo pensando que era fácil, me entregué al doctor de los polvitos mágicos, los te chinos y las pastillas de algas para quitar el hambre, que sumado a todas las pastillas de la locura por día tengo que tomar suman un total de quince, pero más allá de acordarme de tomar las pastillas la cosa parecía fácil.

Parecía, bien dicho, porque después de la primer semana, sin desayunar más que mate y polvo, almorzar polvo y jugo y merendar mate, solo me quedaba comerme la heladera en la noche. Así que llamé de urgencia al doctor para que me diera un tentempié a la tarde cosa que accedió, pero solo si era manzana, postre diet o pan lactal con queso crema.

Después de un mes con esa tortura, me sometí a la balanza y a las medidas, contento me dijo que había bajado, cosa que yo ya sabía, porque la ropa que antes hacía esfuerzo por no romperle el ojo a algún alumno con el botón ahora ya no corría ese riesgo, me apretaba pero no tanto.

Así que seguí con los polvos, las pastillas, el té y el aloe que me protegía los intestinos del principio de colon irritable por lo que me interné en un principio.

Ahora dijo, vamos a comenzar con la actividad física y ahí señores la sonrisa me desapareció, porque cosa que detesto es ir a un gimnasio, y más hacer ejercicio con unas flacas raquíticas que no sé a que van, porque yo con ese físico estaría tirada en el solcito leyendo un libro, así que esquive esto de la actividad física y le propuse caminar para empezar, cosa que el aceptó contento, lo que no aclaré era que caminar se limitaba a dar una vuelta a mi patio, o venir de super o la farmacia caminando que en total no llegan a veinte cuadras, pero conformé mi conciencia diciendo: "de no hacer nada a caminar unas cuadras, esta bien", el gimnasio con gusto lo dejo para más adelante, porque esa humillación no la tolero aún.

Así que sigo con mis polvitos y por suerte parece que la computadora ya dejo de engordarme, debe ser que los té no permiten el ingreso de las palabras a mis caderas.