Hola amigos, hoy fui a visitar a mi papá, esta recién operado del corazón, así que estas ultimas semanas fueron difíciles para mí.
Muchas veces, caminamos por la vida pensando a mi no me va a pasar, creemos que nuestros padres son jóvenes aún, porque no vemos el pasar de los años en ellos, lo seguimos viendo fuertes, vivaces, con energías, haciendo las mismas cosas, entonces una enfermedad o una operación, nos hace dar un golpe de realidad, nuestros padres envejecen a la vez que nosotros cumplimos años.
Yo preferí no estar en el Sanatorio, en parte porque me conozco y no iba a poder tolerar la presión, caminaría por el pasillo dando veinte vueltas y terminaría poniendo nerviosos a todos, en parte porque creí que dando clases iba a ocupar la cabeza en otra cosa, estar frente a treinta chicos te hace tener la mente ocupada, pero me equivoque estaba más pendiente del teléfono que de la clase y varias veces mis alumnos me preguntaron que me pasaba, porque me quedaba con la mirada perdida pensando en mi papá.
Cuando salió lo fui a ver, me sentí tan insignificante frente al hombre que me crió y me dio la vida en esa cama que solo atine a besarle la mano y a hablarle bajito.
Hoy, que esta en su casa con cuidados pero bien me sentí mejor, verlo caminar, pararse, charlar con él me devolvió a mi papá de siempre, hablamos de fútbol, de películas. Soy consiente que este es un proceso largo de recuperación que dura mucho tiempo, pero verlo sonreír ya me hizo sentir mejor.
Cuando nuestros padres pasan a ser ancianos, aunque esa palabra no me guste, somos consiente de lo bueno que es tenerlos cerca y demostrarle en todo momento cuanto los queremos.
Se que es una frase cursi y muy de mail, pero mañana cuando despierten llamen a sus papás o vayan a verlos y diganle cuanto lo quieren con un beso.
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