Hola amigos, el otro día hacíamos un ejercicio en el taller donde la profesora nos decía que debíamos contestar a la pregunta ¿quién soy yo? no a modo de presentación sino como nos definíamos como persona.
Cuando mis compañeras comenzaron a decir que eran mujeres de setenta y cinco años, viudas que veían las cosas de otra manera, o que estaban más cerca del arpa que de la guitarra, con un pie en el otro mundo y uno en este, bueno les aclaré que mis compañeras son señoras mayores. Entonces, yo reflexionaba que iba a decir y me acorde del reportaje que me hicieron porque el periodista indaga mucho sobre mi personalidad y mi forma de pensar. Cuando tocó mi turno me describí como una mujer que recorrió un camino de la vida marcada por mandatos sociales y familiares y que luego de pasar muchos momentos dificiles estaba tratando de encontrarme a través de la escritura.
Leyendo esto resulta difícil pensar que la vida puede resumirse en pocas palabras, que todo un pasado pueda entrar en tres renglones, porque uno carga una maleta de hechos buenos o malos, pero no son pocos y decidí que yo soy más que eso, soy mujer que no es poco decir porque por más que intente sacarme el saco que me dio el destino, soy la que da vida, soy la que organiza y mantiene unida a la familia, soy la que sabe por instinto o sexto sentido lo que pasa a su alrededor. Después, pertenezco a una generación intermedia entre una dictadura militar y una democracia, que creció con estos dos gobiernos y de resultado salimos nosotros, que apreciamos la libertad y el hecho de votar, pero no nos conformamos con los resultados de esta política, que descubrimos tarde la capacidad de expresarnos libremente y que nos cuesta comprometernos porque en un rincón de nuestra mente esta el pasado militar, entonces o no me meto o me arriesgo sin paracaídas a luchar por los intereses que quiero defender. Soy una mujer que aprendió la importancia de una educación, porque pasó por varias crisis económicas que le demostraron que sin trabajo no se comía y para trabajar tenías que tener un título, soy una mujer que cuando se recibió descubrió que no era tan fácil conseguir trabajo y que a veces debías dejar de lado el orgullo o la ética, pero no pudo lidiar con eso y decidió no ejercer su profesión porque la ética, valor que aprendí de la familia es muy importante y si perdemos eso perdemos la dignidad como personas, me arriesgue a otra profesión sin armas ni conocimientos solo con la esperanza de hacerlo bien, el camino me resulto difícil pero lo logré, el cariño y reconocimiento de mis alumnos me hicieron saber que tan mal no lo hacía, tuve buenas maestras en esto, mi madre una de ellas. Y así como afronté todo en esta vida me arriesgue al matrimonio y al maternidad sin conocimientos ni experiencia y tan mal no me fue aún estoy casada y mis hijos son geniales en todo sentido.
Pero el destino me tendió una trampa y en algún lugar del camino dejo de tener sentido mi trabajo, mi matrimonio y mis hijos, debí buscar en lo más profundo las ganas que necesitaba para seguir y cambiar aspectos de mi vida para recuperarme, el escribir me devolvió el sentido por la vida.
Esta soy yo sin máscaras ni mentiras, sin resumen corto de mi vida, en todo mi esplendor de mujer de hoy.
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