CUANDO INTENTAMOS RECUPERAR UNA RELACIÓN

Hola amigos, espero que todavía estén ahí, al menos digan hola para saber que me leen y quedarme tranquila por el abandono de tanto tiempo.
Hoy quiero expresar algo que puede llamarles la atención, un punto de vista sobre el amor y las crisis de una pareja pero del punto de vista del hombre, se que en anteriores entradas me han dicho que parezco feminista por como escribo y he tenido que aclarar que no es mi postura, digamos soy neutral aunque a veces resulta más fácil para mí hablar desde el punto de vista femenino, espero que les guste.

PUDE CAMBIAR POR TU AMOR

Luché por ti con más fuerzas de las que conocía mi cuerpo.

Cambie mis horarios para estar más tiempo juntos, el romance se volvió mi arma de conquista, te brinde el amor que escaseaba estos años en nuestro matrimonio, fui más demostrativo, las charlas en pareja se hicieron cotidianas, no critique más tus comidas, no hice comentarios sobre la limpieza de la casa, no me disgusté cuando estabas en la computadora, ni te aisle de tus amigas porque me di cuenta que esos encuentros te proporcionaban la cuota de libertad que necesitabas.

Pero de nada sirvió tanto esmero, tanta energía puesta en nosotros, todos los hechos siguieron su camino y tu continuaste distante y dispersa.

Hoy te vas, silenciosa como la noche, tu cara de piedra sólida no me brinda una razón de tu abandono, miro llorando como vacías el ropero, juntas tus perfumes, tu cepillo es el ultimo eslabón que cortas conmigo y mis lágrimas parecen una excusa inútil para retenerte, pero en verdad mi sangre se derrama con cada uno de tus movimientos, dejando el corazón débil, destrozado y  hundido en el centro del  pecho.

No te busque, nunca dijiste donde ibas, comprendí la distancia como una posibilidad de recuperarte, me equivoqué,  hoy despierto del sueño de amor que me mantenía vivo.

Te vi con él y aunque no entienda porque lo hiciste, busqué algo que justifique tu decisión, solo hallé canas, un buen traje, un lindo reloj y el auto que nunca pude darte.

No me viste, lo sé, porque tu rostro sonreía mientras paseabas por la calle de su mano altiva.

Y me fui arqueado como un gato, el regreso a casa se hizo interminable, lo pasos no avanzaban en la vereda, pero mi mente divagaba en un torbellino de ideas, tratando de entenderte.

Luego lo supe, cuando en la computadora encontré tus charlas con él y aunque no pueda desprender mi corazón, ni desclavarte de mi mente, deduje que buscabas y no te dí, aunque sinceramente, cuando despiertes de este idílico romance verás sus defectos tal cual yo los conocí.