CUANDO LO COTIDIANO ENTRISTECE EL ALMA

Hola amigos, hoy me encontré corriendo de reuniones a la escuela, de la escuela a casa, que lamentablemente queda en otra ciudad y de vuelta al médico, que no se porque los busco todos lejos de mi casa. Este ajetreo diario me quita energías y me cansa las neuronas, lo que necesito para funcionar minimamente, para escribir y para mantenerme de pie hasta que los chicos se duermen. Porque nosotros estamos que se nos cierran los ojos, pero ellos como si tuvieran pilas de energizantes, hasta las doce y media o una no se duermen.

Entonces, en este ir y venir recordé que estaba dejando de lado lo único que me hace feliz que es escribir. No poder encontrar el tiempo para expresarme me entristece, siento un vacío en el pecho y el volver a las rutinas me hace sentir que me estoy perdiendo en un camino donde lo diario y cotidiano ocupa todo el espacio y aquellas cosas que alegran el alma se van apagando hasta no quedar nada, solo vacío y un dejo de nostalgia y tristeza.

En estos días estuve leyendo los primeros escritos del blog y me di cuenta que los motivos por los cuales cree este blog, no desaparecieron están ahí, como esperando que los rescate del olvido y ponga en funcionamiento esa maquinaria de intelecto y humor para poder cumplir las metas que me propuse hace un año ya.

Bueno, la noche me envuelve con sus aromas domésticos de carne asada, me atrapan los ruidos de mis hijos jugando a lo lejos, seguramente saltando en mi cama, y el alma renace en cada palabra, porque la inspiración, mi musa adormilada, me mira a los ojos, cuando las primeras luces despiertan el alma, y vuelve en canto, risas y palabras a alegrarme el día, mi musa ya no dormita, ya baila y canta.