LOS DOMINGOS, UN DÍA ESPECIAL

Hola amigos, hoy es domingo a la tarde, como siempre, el domingo, nos cambia el humor de un modo particular.

Cuando era niña, mientras íbamos a la plaza, salida obligada del domingo, nunca entendí porque mi papá se enojaba con el locutor de la radio cuando decía "amigos hoy es domingo, mañana hay que trabajar". Ahora entiendo a mi papá, el domingo tiene algo especial. Por un lado, es el último día de descanso y tratamos de que sea lo más largo posible, pero cuando llega la tarde, no podemos dejar de notar que el lunes esta más cerca y con ello el día de trabajo. Entonces nos repetimos, "hoy descanso", pero nuestra mente ya esta pensando en todo lo que tenemos que hacer el lunes y las cosas que no preparamos, las fotocopias que no sacamos, las hojas que no leímos y ya el domingo se nos arruinó, porque ya dejó de ser el último día de descanso para pasar a ser el día anterior al lunes.

La cara dejó de estar relajada, la sonrisa se borró, los ojos ya no se cierran pensativos y la mente activa, moviliza al resto del cuerpo hacia todas esas cosas que abandonamos el viernes para no tocarlas hasta el lunes a la mañana.

Y ahí estamos, el domingo con una montaña de papeles sin corregir, cuatro libros, seis fotocopias y una lista de cosas pendientes que abandonaron su estado para transformarse automáticamente en obligaciones concretas.

Bueno, la tarde esta terminando y con ella el domingo, la nostalgia inunda mi ser y los recuerdos aparecen otra vez como si me siguieran cual copo de nieve al atardecer y ahí estan otra vez, las radios con relatos fútbol, el olor a caramelo y azúcar quemada, el sabor a praliné o a copo de nieve, las rodillas lastimadas, los vestidos sucios y los cabellos enredados, los cuerpos transpirados y la mirada atenta de mamá y papá mientras tomaban mate en el banco de la plaza.

Ahora, los dejó porque acabo de recordar todas las cosas que tengo que hacer para mañana.