Me desperté con el repiquetear de las gotas en la ventana, el día amaneció gris y frío, pero fue tu ausencia la que me hizo sentir esta soledad calada en los huesos, como lágrimas que caen en mi rostro, la mañana me devuelve mi imagen en el espejo de la ventana.
Luego, trate de llenar tu vacío con miles de actividades, pero fue en vano, tu rostro me volvía con cada paso que daba, como reclamando mi atención.
La tarde me despertó con un cantar de pájaros, la lluvia había cesado, como tristeza,la alegría me envolvía con cada vuelo que daban a mi alrededor y aunque mi compañero tratara de alejarlos con sus ladridos ellos regresaban cantando en vuelo rasante al suelo, su picardía y osadía me remontó a otros tiempos donde la audaz era yo, ni las amenazas, ni el temor paraban ese remolino de emociones que se arriesgaba a cualquier aventura solo para sentirse vive.
Es triste el vacío que trae la soledad, pero con el correr del día se soporta un poco más, las risas vuelven a mi rostro, como los colores a las flores en primavera, debe ser que siento que algo nuevo esta comenzando, como un nuevo mes, un nuevo día sin lluvia, un nuevo momento sin tristeza, ni angustia.
Solo espero el momento, de poder volar como el pájaro, arriesgarme de nuevo y pasar por ti, buscándote a mi paso.
La soledad es esa compañera a la que tanto temo, es la única de hacer estremecer mi cuerpo de miedo y de ira, la única capaz de hacerme llorar como una niña y de alegrarme cada vez que alguien me estrecha entre sus brazos, porque solo así, se que ella no está!!! Un beso Sarita
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