Hoy termine un libro de Isabel Allende, Eva luna, lo que me gusto de la trama, no voy a contarle el libro por si les interesa leerlo, es que una niña para olvidar los sinsabores de la vida que la llevo a trabajar de muy pequeña, comienza a contar cuentos, cuya trama se basaba en su propia existencia o en relatos mágicos de sitios que nunca visitó.
Entonces, recordé mi infancia donde sin saber leer, tomaba las revistas y viendo los dibujos narraba una historia imaginando que dirían los textos, ante la mirada de mi hermana, que sabiendo lo que decía no podía creer las cosas que se me ocurrían con un simple dibujo.
Cuando nació mi hijo mayor, retome esa manía de inventar historias de la nada, el elegía los personajes que casi siempre eran animales de color extravagantes, perros violetas, osos azules, gatos rojos y yo tejía una telaraña alrededor de ellos, donde eran amigos, jugaban hasta cansarse y regresaban a casa donde la mamá los esperaba para comer y escuchar sus aventuras del día.
Ahora escribo historias de otro tipo, me gustan los cuentos policiales, llevo escritos algunos, a lo mejor algún día les muestre alguno por este blog, de hecho en mis entradas algunas son de ficción, pero creo que ustedes no notan cuales son ficción y cuales no.
Los cuentos cuando son contados de generación en generación son algo increíble, muchos de los datos históricos de hoy en día son relatos que pasaron de boca en boca, leyendas, relatos de lucha, de príncipes, de casamientos entre reyes, de bandoleros transformados en héroes locales, toda una gama de relato que nutren hoy nuestra bibliografía, fueron en un principio cuentos o canciones, me asombra lo que puede hacer un libro, un relato, un cuento y cuando se leen en voz alta para los niños, poniéndole clima de suspenso o entonaciones especiales o gritos, el clima de esa pieza se transforma y ellos viajan por el mundo o al centro de la tierra o son osos luchando, o conejos jugando carreras con tortugas. se que la finalidad del cuento es que se duerman pero a veces me entusiasmo tanto que los despierto más y recién al tercer cuento se duermen.
Entonces, recordé mi infancia donde sin saber leer, tomaba las revistas y viendo los dibujos narraba una historia imaginando que dirían los textos, ante la mirada de mi hermana, que sabiendo lo que decía no podía creer las cosas que se me ocurrían con un simple dibujo.
Cuando nació mi hijo mayor, retome esa manía de inventar historias de la nada, el elegía los personajes que casi siempre eran animales de color extravagantes, perros violetas, osos azules, gatos rojos y yo tejía una telaraña alrededor de ellos, donde eran amigos, jugaban hasta cansarse y regresaban a casa donde la mamá los esperaba para comer y escuchar sus aventuras del día.
Ahora escribo historias de otro tipo, me gustan los cuentos policiales, llevo escritos algunos, a lo mejor algún día les muestre alguno por este blog, de hecho en mis entradas algunas son de ficción, pero creo que ustedes no notan cuales son ficción y cuales no.
Los cuentos cuando son contados de generación en generación son algo increíble, muchos de los datos históricos de hoy en día son relatos que pasaron de boca en boca, leyendas, relatos de lucha, de príncipes, de casamientos entre reyes, de bandoleros transformados en héroes locales, toda una gama de relato que nutren hoy nuestra bibliografía, fueron en un principio cuentos o canciones, me asombra lo que puede hacer un libro, un relato, un cuento y cuando se leen en voz alta para los niños, poniéndole clima de suspenso o entonaciones especiales o gritos, el clima de esa pieza se transforma y ellos viajan por el mundo o al centro de la tierra o son osos luchando, o conejos jugando carreras con tortugas. se que la finalidad del cuento es que se duerman pero a veces me entusiasmo tanto que los despierto más y recién al tercer cuento se duermen.
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