UN DÍA DEL NIÑO AGOTADOR COMO MIS HIJOS

Ayer disfrute de mis hijos como nunca, los homenajeados no pararon desde la mañana hasta la medianoche, a medida que iban llegando las visitas, jugaban con los nuevos regalos, les tuve que decir que se pongan el pijama y vayan a dormir porque todavía querían jugar.

Comenzó el día, con desayuno en la cama, juegos de fútbol, Bakugan, encastres de animales hasta que vinieron los abuelos y decoramos con guirnaldas, carteles y globos,vinieron los juegos de ping pong, esos duraron hasta que fuimos a la plaza y los dos estrenaron sus pelotas, además de hamacarse, subirse al tobogan, pasamanos, con los abuelos no nos alcanzaban las manos, para socorrer al más pequeño y jugar con el más grande, después de regreso a casa siguieron los juegos, batalla naval, estratega, tiro al blanco, solo pararon para comer y siguieron jugando, un día agotador, increíble que comenzó a las cero horas y termino a las cero horas del otro día, porque para que no me despierte a las siete de la mañana, intrigado por sus regalos se los dí después de las doce y ahí jugaron con sus rompecabezas, encastre autito a control remoto y pelotas hasta la una que les dije que fueran a dormir, así descansaban para su día, el resto ya se los conté.

A parte de terminar agotados, con el padre nos dolían las piernas de tanto jugar a la pelota, casi me rompen un vidrio porque con el frío la mesa de ping pong, entro a lo que comúnmente es la cancha de fútbol y la pelotita rebotaba por todos lados asustando a mis estatuas que parecían esquivar los golpes y el vidrio de la ventana retumbaba como mis gritos, pidiendo que jueguen más despacio.

Es el primer día del niño que no planifico y salio re bien sin espectáculos ni atestaderos de gente y chicos, la plaza donde fuimos a jugar era tranquila, solo quedamos los abuelos, tíos y papás cansados, porque ellos eran capaz de jugar con autos, pelotas y estratega hasta la mañana de hoy, con esa energía que caracteriza tanto a los chicos de hoy, con los tíos no recodábamos que nosotros jugáramos tanto sin parar, ni que nuestros juguetes fueran tan sofisticados, pero estos son nuestros niños de hoy, distintos a los de ayer y tal vez también distintos a los de mañana, cuando sea abuela espero disfrutar de mis nietos y reírme al ver a mis hijos agotados por el torbellino de energía que despliegan los suyos.