UNA NUEVA VIDA

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HOLA AMIGOS ESTE ES EL NUEVO BLOG AL QUE ME INVITARON A PARTICIPAR. SON CINCO MUJERES QUE ESCRIBEN PARA UNA REVISTA Y EN ESTE BLOG DEBATEN Y OPINAN SOBRE LAS NOTAS DE SUS COMPAÑERAS. CADA UNA TIENE UN PUNTO DE VISTA. LIHUE, MÍSTICA. LUCRECIA, SEXO. MILENA, MITOLOGÍA E HISTORIA. MARÍA, RELIGIÓN Y YO PARTICIPO COMO ANDREA UNA MUJER COMÚN. ESPERO LES GUSTE.SOLO DEBEN HACER CLIK EN EL NOMBRE. CINCO VOCES EN LA MESA.












martes, 8 de febrero de 2011

LAS VACACIONES CON PIMIENTA DE SARA Y SU FAMILIA


Hola amigos, el día amaneció con lluvia y viento, mi mente voló lejos de mi entorno, hasta las vacaciones soleadas en el valle de Punilla. En entradas anteriores les conté los preparativos, como era el hotel en que paramos, hoy quiero contarles las vacaciones con mis hijos.
Muchos me preguntaban cuando hable de los preparativos ¿se supone qué las vacaciones son algo lindo?, bueno para la mayoría de las personas lo son, yo no estoy en esa mayoría fiel a mis principios de mujer rara, pertenezco a la minoría que con dos hijos de diferentes edades, un marido estresado y yo media loca las vacaciones me estresan más y luego necesito dos días sola para recuperarme y tres días con mi marido para recuperarlo a él.
Bueno, volviendo a las vacaciones, el primer día se me ocurrió hacer lo que llaman el city tour, un recorrido por la ciudad para conocer los lugares turísticos y demás, ahí ya tuve mi primer tropiezo en las vacaciones, literalmente hablando cuando descendimos del colectivo para conocer el balneario las siete cascadas, pise el cordón y aterrize en la calle, aparte de comprar un hermoooso lote en el balneario, me raspe todas las rodillas, lo que en los próximos días significó que no podía doblar bien la rodilla y la rotula se movía a su antojo, porque si no lo saben yo estoy operada de las rodillas, pero lo trágico de esto es que la gente siempre te cuenta historias de que bajando por la cascada del arroyo me golpee, o trepando el cerro me resbale y me golpeé, hay algo más estúpido que rasparse haciendo el city tour, no.
Al otro día fuimos a los cocos, un laberinto donde uno puede entretenerse con los chicos y donde después de estar cuarenta minutos atrapado en él, encuentra la salida, como es de suponer mis dos hijos se perdieron en el laberinto uno porque decía saber donde estaba la salida lo perdimos de vista y después andábamos a los gritos llamándolo, su voz se alejaba cada vez más, el más pequeño fiel a su travesura de salir corriendo se nos perdió pero como tuvimos la suerte de que quedara atrapado en uno de esos callejones sin salida, lo encontramos rápido al otro tuvimos que llegar al final y desde arriba donde ya lo veíamos lo guiamos para llegue donde estábamos nosotros, una experiencia divertida, menos para mis hijos, uno porque lo alzamos y no lollevamos más de la mano y el otro porque herido en su orgullo tuvo que reconocer que no sabía donde estaba la salida y porque nosotros la encontramos antes que él, conclusión de mis hijos, una pavada eso de los cocos, no vuelvo más. Pero ahí no termino el tour después de caminar cuarenta minutos en ese laberinto nos toco el cristo en la cima del cerro, media hora de ascenso, dijo el guía, lo que no nos aclaró era que el cristo estaba tan lejos todo subida, yo en ojotas me iba patinando en el camino de piedras y tierra, mi hijo mayor tres metros adelante nuestro y el menor protestando desde que bajo del micro que no quería caminar, que para que íbamos a subir al cerro, una experiencia hermosa llegar al cristo siguiendo las estaciones del viacrusis, el problema que yo no sabía cuantas estaciones eran y los que vienen bajando te dicen falta poco , dos subidas más, que se transforman en cuatro, pero ellos te dan animo, ya no falta nada, que vivo. El regreso fue igual, mi hijo mayor adelante porque tiene la manía de que lo van a dejar a pie y el micro se va a ir, así que corre cuesta abajo, yo patino cuesta abajo agarrándome de donde pueda, no es cuestión comprar terreno en todo el valle de punilla, y mi hijo menor que no había forma de convencerlo que tenía que bajar, "me quedo acá, yo no camino más" la gente que viajaba con nosotros le prometían caramelos, gaseosas, pero el no, más terco que una mula se cruzaba de brazos y decía no, yo no quiero caramelos me quedo acá, conclusión el padre tuvo que hacer de caballo de Jesús María y el con estilo de jinete de doma bajo el cerro.
Después fueron días de pileta, de espectáculos nocturnos donde mi hijo se alejaba tres metros, porque le daba vergüenza que su madre este bailando en medio de la concurrencia y me venía a buscar como loca del psiquiátrico, "vamos mami, vamos al hotel".Claro no era cuestión que se dieran cuenta que era mi hijo.
Las tardes de piletas eran lo más lindo, mi hijo tirándose cual clavadista mexicano, mojando a todos los que tomaban sol y el más pequeño corriendo alrededor de la pileta donde el padre y yo con el corazón en la boca para que no lo imite al hermano como suele hacer, le hacíamos una encerrona y lo alzábamos, mostrándole la forma civilizada de entrar en una pileta usando la escalera. No porque nos moleste que se tire, es que con dos años y un metro de altura no hacía pié teníamos que tenerlo alzado todo el tiempo.
Luego vino la noche en el parque de diversiones que contaba con treinta juegos, mis hijos después que saque los pases se gastó el más pequeño los seis en la misma calesita subido al mismo caballo, el otro subió a los autos chocadores, pero después de recibir un choque triple donde le dejo marcado el cinturón en el cuello, decidió probar suerte en los juegos de apuestas, que nadie gana, se lo explique diplomáticamente, pero igual quiso gastar su plata apostando a la pelotita, al aro y no se que más.
Bueno, como verán a mis vacaciones no le faltan, pimienta y entretenimiento, mis hijos las hacen bien agitadas.
La imágen muestra parte del laberinto de los cocos y la glorieta roja es la llegada, ven que nos es fácil.

2 comentarios:

  1. este post me re gusto, me hizo acordar cuando iva al laberinto con mis viejos... cuantos recuerdos.

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  2. gracias Matias Facundo, vos también te perdías y protestabas como mis hijos, gracias por comentar, mi fiel lector Sara.

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