LA HERIDA Y EL DRAMA DE LOS JUEGOS ESCOLARES

Hoy mi hijo vino de la escuela rengueando, me caí y me salia mucha sangre, la seño me tuvo que curar, repetía asustado, que él se sintiera mal por algo así es raro, considerando que tiene moretones en todo el cuerpo de cuando se hace el arquero de fútbol y se tira el piso sin apoyar nada para amortiguar el golpe, o cuando juega a la lucha y termina cayendo de la cama golpeándose con los juguetes que cubren el piso de su pieza, así que le pregunté que había pasado.

Ahí, es donde los relatos vagos, con interrupciones, sin indicar lugar exacto de la caída o con quien estaba jugando, despierta mi sentido detectivesco, "que no me decís" acuso con tono autoritario, nada iba caminando con un compañerito y me tropecé, con ese comentario tengo la certeza que me esta mintiendo, cosa que se confirma al ver la herida, bastante grande y acompañada por un gran moretón.

Hago las curaciones con sumo cuidado porque como todo hombre, sin ofender, tiene miedo a las curaciones y a sentir dolor, le cambio las vendas y en eso llega el padre y el hermano que todo preocupado le pregunta "que te paso jaio" y como todo pequeño lo primero que hace es meterle el dedo en la herida, el grito de todos lo detuvo en el aire."ta bien jaio, ta bien" si esta bien, estoy lastimado, cuidado, dice el otro con tono dramático.

Y aunque ni al padre ni a mí nos quedo claro el suceso, a pesar de haberlo interrogado por separado, solo sabemos que no estaba caminando y se tropezó con un gancho como explicó, a lo que responde el dramático herido en cuestión, no me creen verdad, no!! decimos a coro.

Bueno, para calmar su angustia por la herida con el padre le contamos nuestro recordatorio de cicatrices, y travesuras infantiles, que terminan siempre con esas heridas, porque el actor de drama decía que nunca iba curarse su herida y su cicatriz.

Yo no sé, como actúan las madres perfectas de la televisión, con mi marido tratamos de minimizar los acontecimientos y la gravedad de la herida, de calmarlo y después de un rato lo cambiamos y nos fuimos al super, aunque rengueando parecía de mejor humor, como si hubiese pasado la pagina del hecho tan angustioso y terminal del principio.