No se si a ustedes le gusta la lluvia, a mí si, aunque cuando me entra agua por la pieza y tengo que estar toda la noche con el trapo limpiando, me arrepiento de pedir lluvia para mis plantas.
Cuando era una niña me encantaban esos días, porque no iba a la escuela y con mi hermana nos poníamos las botas, el piloto y salíamos con el paragua con dibujitos aunque sea al patio a jugar un rato, después mirábamos los programas para chicos que nunca podíamos ver porque estábamos en la escuela.
Ya de adolescente en las vacaciones, nos íbamos a jugar al voley o a recorrer el pueblo con mis amigos, para terminar todos amontonados en mi casa jugando al truco y haciendo torta fritas.
Cuando estaba de novia me encantaba porque me resultaba totalmente romántico caminar bajo la lluvia y terminar en el techo de algún negocio par besarme apasionadamente escuchando las gotas caer sobre la chapa.
Ahora ya casada cuido que mis hijos y mi marido no se mojen tanto, totalmente aburrida y protectora, porque tienen la manía de salir a saltar charcos y correr bajo la lluvia.
Yo, abro la ventana, pongo un tango, prendo un sahumerio, me pongo a pintar o a escribir, porque es el clima especial para inspirarse.
Hoy es martes trece pero a mi me encantó porque llovía.
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