Uno puede vacacionar en cualquier lado pero para mi como buena santafesina si no hay agua cerca no son vaciones. Desde chica probé todo tipos de lugares con mi familia, íbamos a Tanti y recorríamos cuanto arroyo, hoyitas, diques o cascada había en la zona. Después recorrimos todo Entre Ríos en auto y con carpa, parábamos en cualquier camping, siempre con un río o pileta cerca, hasta que terminamos los últimos años de mi niñez en Rincón, un pueblo cerca de Santa Fe y ahí nos quedamos, todos los veranos cerca del río, pase las vacaciones de mi adolescencia y mi juventud en ese pueblo. Ahí conocí al que hoy es mi marido y cuando nos casamos tuve otro tipo de vacaciones. Conocí el mar de Brasil, el agua de las cataratas con mi hijito pequeño, las termas de la paz, y el agua increíble de torres, laguna, camboriu y otras playas más.
El agua para mi tiene algo especial, me carga de energías, siento que puedo elevar mi alma y desconectarme llendo más allá, respirar profundo y llenar mis pulmones de un aire totalmente puro, renovarme y volver con la cabeza cambiada.
Es increíble como mi esposo y yo que vivimos en santa fe, amenazados de continuas inundaciones, y el que sufrió en su vida mas de ocho inundaciones en su casa de rincón, sigamos sintiendo esa pasión y ese sentimiento tan positivo por el agua.
¿Será que el agua nos purifica por dentro y por fuera? ¿Qué la energía que genera sea más poderosa que los temores que uno pueda tener? No se, para mí ya sean aguas termales, de mar o de río no hay nada mejor que pasar el verano en ellas y lejos de Santa Fe.
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