LAS COMPRAS DEL DÍA DEL NIÑO

Hoy, es el día previo al día del niño, como siempre mi hijo pidió lo más solicitado, desde que aprendió a hablar pide lo que ve en la tele o esta de moda, entonces con el padre nos recorremos todas las jugueterías, tiendas de un, dos y tres, casas de electrodomésticos, sin éxito tratando de encontrar lo que ya esta agotado en la ciudad y alrededores.

Este año, no pidió un juguete, pidió la jabulani, la pelota del mundial, entonces nos toco recorrer casas de deportes, casas de venta deportivas truchas, solo para enterarnos, que desde hace meses esta agotada y no hay ni acá, ni en buenos aires, ni en toda argentina.

Tuve que mostrarle que estaba agotada, para que de mala gana elija otra pelota, cosa extraña porque el juega al basquet, pero con la fiebre del mundial se le dio por jugar al fútbol, por suerte desistió del otro regalo que era una patineta de dos ruedas con centro movible, el que nunca se subió a una quería, comenzar por la profesional, dijo que no, al ver que el chico que le mostraba como se usaba tenía el brazo quebrado por andar en esa.

Siempre que llega esta época o navidad o reyes me acuerdo de la película de swaizeneger, creo que se escribe así, donde buscaba el juguete para el hijo y hacía lo imposible para conseguirlo. Por suerte el más chico habla pero no pide todavía y se conforma con cualquier cosa.

Esto de las compras para los chicos es una odisea, los lugares atestados de gente, las vendedoras que te muestran primero los juguetes que cuestan más caros, para después mostrarte los que están a tu alcancé, porque pagar trescientos pesos por una pelota de fútbol que va a terminar en mi cocina estrellada contra algo, ni loca o un tren que larga humo de doscientos pesos, es una locura lejos de mi presupuesto, pero entre compra y compra uno termina gastando un dineral igual.

Pero ahí no termina la cosa, porque mi hijo planea hasta el ultimo detalle de su día, un desayuno especial, su comida favorita encargada a su abuela y su postre, después van a jugar a las plazas o a ver espectáculos para niños en lugares donde hay tantos que uno los pierde de vista enseguida y tiene que recorrer la plaza entera para ver donde están, entre los gritos y corridas si no terminas en el suelo atropellada por uno, o con un pelotazo en la cabeza, tu hijo no te escucha cuando lo llamas y como siempre se aburre enseguida de todo, entonces vamos de plaza en plaza, hasta que oscurece o el frió determina que su día acabó, para jugar hasta medianoche con los regalos en casa. Agotador no, para los que están pensando en tener hijo. Pero lo único bueno,por eso lo deje para el final es la felicidad enorme que nos deja al ver su enorme sonrisa por ser el homenajeado todo el día.