Hoy rodeada de pinturas, pinceles, cajas y angelitos para pintar, me siento mirando por la ventana el sol que se esconde y los pájaros posarse y volar.
Pintar, es una de las cosas que me calman, me transportan a otro lugar y concentrada en los trazos del pincel, mi mente vuela a un universo donde los colores surgen por si solos, los rojos y violetas se mezclan con los amarillos y celestes, los brillos con los opacos, y sin darme cuenta en pocos minutos esa imagen blanca me devuelve una mirada turquesa y arco iris de colores que me asombran, escapan de mi mano cual mariposa, porque que es otra la mano que mueve el pincel y elige los colores, mi mente no esta allí, solo vuelve al ver el resultado de la obra .
Y entonces, veo mi pieza, con mi computadora, ramonita, mis pinceles, mis pinturas, el aroma a sahumerio que cubre el aire y la luz del sol que se parece apagar para dar lugar a la luz más tenue de la luna, a mis pies mi compañera duerme protestando porque el volumen de la música o el olor a humo interrumpe su sueño, ante un movimiento se levanta y pide una caricia, la hija esta en el patio desde aquí escucho sus ladridos y sus corridas, ella es más joven y aún corre a los pájaros.
Dejo la pintura, me siento frente a ramona y pienso en que debo escribir, las palabras surgen como los colores casi sin pensarlas, sin notarlo, ahí están expresando mi pensamiento y mi sentir, la calma se puede sentir, hoy estoy en paz, seguro ustedes ya lo notaron o lo pueden adivinar.
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