sábado, 26 de febrero de 2011

HOMENAJE AL PESCADOR, EN LA PERSONA DE TITO TOURN

Hola amigos, hoy quiero contarles una historia de un personaje muy conocido en un pueblo cercano a mi ciudad.
Él era pescador, uno de esos oficios, que hoy, por la depredación, esta quedando sin fuente de trabajo, pero en su pueblo, Rincón, es muy común y se hereda de generación en generación. No es fácil ser pescador, es una especie de arte, en donde hay que conocer los elementos, la presa, la carnada; él mira el río y conoce cada signo, cada recodo, cada corriente, es su habitad, su paisaje, su entorno natural; solo tiene su canoa, un perro fiel que los acompaña y la ranchada en la isla para pasar la jornada, porque el pesador tiene dos casas, una donde vive su familia y otra donde pasa solo, gran parte de la semana.
En la orilla, deja su canoa, hace fuego, pone la pava y mientras se calienta recorre el río poniendo trampas, espineles con carnada; un carpincho se mueve silencioso en la orilla, una iguana lo espía desde su guarida y en el camalotal, que pasa por la correntada, anunciando la crecida, una víbora se esconde del sol y de la vista.
Este personaje era conocido como Tito Tourn, gringo y alto, su piel quemada por el sol, curtida su cara, mostrando vestigios de los días que pasa a la intemperie, sus manos llenas de callos y cicatrices de alambres, anzuelos y algún pez rebelde que le clavo su chuza antes de rendirse a la muerte.
Él era conocido por su humildad, su forma de ver la vida, caminaba en la pobreza orgulloso de su suerte y sin reclamar nada, ni quejarse, sonreía como pensando que su destino era perfecto como su vida, jugaba al fútbol, sabiendo que su altura y su cuerpo lo transformaban en un jugador malo, pero nunca rechazaba un llamado a patear, se reía, así lo conocieron lo muchachos y los que lo vieron en el pueblo, simple, sincero, humilde y feliz.
Se fue sin anunciarlo, un día la muerte lo encontró en su canoa pescando, dicen que de repente el corazón le dijo basta, y el agua lo arrastró hundiéndolo en el fango, para luego soltarlo y dejarlo flotando, para despedirse, un Martín pescador cruzo el cielo y en su honor bajo en picada atrapando la mojarra con su pico, sin soltarla pego un grito.
Dicen que es un honor, en este oficio, morir pescando , creo que la vida le otorgó ese ultimo deseo y reconociendo su destreza en este arte lo dejo morir cumpliendo su destino, vivió andando en estos caminos con su aparejo al hombro y abandono esta vida del mismo modo, en el río orgulloso de ser un simple pescador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario